61¬. "No mucho tiempo después, todos los que consiguieron escapar a la felonía de Lúculo y Galba lograron reunirse en número de diez mil e hicieron una incursión contra Turdetania. Gayo Vetilio vino desde Roma contra ellos con otro ejército y asumió, además, el mando de las tropas que estaban en iberia, llegando a tener en total diez mil hombres. Éste cayó sobre los que estaban buscando forraje y, después de dar muerte a mucho, obligó a los restantes a replegarse hacia un lugar en el que, en el caso de permanecer, corrían el riesgo seguro de morir de hambre, y en caso de abandonarlo, el de morir a manos de los romanos. Tal era, en efecto, la dificultad del lugar. Por este motivo enviaron emisarios a Vetilio con ramas de suplicantes, pidiéndole tierra para habitarla como colonos y prometiéndole que desde ese momento serían leales a los romanos en todo. Él prometió entregarsela y se dispuso a firmar un acuerdo. Pero Viriato, que había escapado a la perfidia de Galba y entonces estaba con ellos, les trajo a la memoria la falta de palabra de los romanos y cuántas veces habían violado los juramentos que habían dado y cómo todo aquel ejército estaba formado por hombres que habían escapado a tales perjurios de Galba y Lúculo. Les dijo que no había que deseperar de salvarse en aquél lugar, si estaban dispuestos a obedecerle."
62¬. "Encendidos sus ánimos y recobradas las esperanzas, lo eligieron general. Después de desplegar a todos en línea de batalla como si fuera a presentar combate, les dio orden de que, cuando él se montara a caballo, escaparan disgregándose en muchas direcciones como pudiesen por rutas muy distintas en dirección a la ciudad de Tríbola y que le aguardaran allí. Él eligió sólo a mil y les ordenó colocarse a su lado. Una vez efectuadas estas disposiciones, escaparon al punto, tan pronto como Viriato montó a caballo, y Vetilio, temeroso de perseguirles a ellos, que habían escapado en muchas direcciones, dio la vuelta y sé dispuso a luchar con Viriato, que permanecía quieto y aguardaba a que llegara el momento de atacar. Viriato, con caballos mucho más veloces, lo mantuvo en jaque, huyendo a veces y otras parándose de nuevo y atacando, y consumió aquel día y el siguiente completos en la misma llanura cabalgando alrededor. Y cuando calculó que los otros tenían ya asegurada su huida, entonces, partió por la noche por caminos no usados habitualmente y, con caballos mucho más rápidos, llegó a Tríbola sin que los romanos fueran capaces de perseguirlo a causa del peso de sus armas, de su desconocimiento de los caminos y de la inferioridad de sus caballos. De esta manera, de modo inesperado, salvó a su ejército de una situación deseperada. Cuando esta estratagema llegó al conocimiento de los pueblos bárbaros de esta zona, le reportó un gran prestigio y se le unieron muchos desde todos los lugares. Y durante ocho años sostuvo la guerra contra Roma."
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