domingo, 20 de julio de 2008
La batalla de Numancia
46¬. "Por consiguiente, los arevacos se reunieron de inmediato en esa misma noche en Numancia, que era la ciudad más poderosa, y eligieron como generales a Ambón y Leucón. Nobílior, a su vez, tres dias más tarde marchó contra ellos y fijó su campamento a una distancia de veinticuatro estadios. Después que se le unieron trescientos jinetes númidas enviados por Masinissa y diez elefantes, condujo el ejército contra los enemigos, llevando ocultos en la retaguardia a los animales. Cuando se entabló combate, los soldados se escindieron y quedaron a la vista los elefantes. Los celtíberos y sus caballos, que jamás antes habían visto elefantes en ningún combate, fueron presa del pánico y huyeron hacia la ciudad. Entonces Nobílior condujo a los animales contra las murallas y combatió con bravura hasta que un elefante, herido en la cabeza por una enorme piedra que había sido arrojada, se enfureció y dando un fortísimo barrito volvió grupas contra sus amigos y mató a todo aquel que se le puso en su camino, sin hacer distinción entre amigos y enemigos. Los otros elefantes, excitados por el barrito de aquél, hacían todos lo mismo y comenzaron a pisotear a los romanos, a despedazarlos y lanzarlos por los aires. Esto es lo que les suele ocurrir siempre a los elefantes cuando están irritados, que consideran a todos como enemigos. Y algunos, a causa de esta falta de confianza, los llaman "enemigos comunes". Como consecuencia de este hecho, la huida de los romanos fue desordenada. Los numantinos, al darse cuenta de ellos, se lanzaron desde los muros, y en la persecución dieron muerte a cuatro mil hombres y tres elefantes y se apoderaron de muchas armas y enseñas. De los celtíberos murieron alrededor de dos mil."
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