martes, 8 de julio de 2008

Principio de la Segunda Guerra Púnica

Declaración de guerra.

13¬.
"Los romanos enviaron embajadores a Cartago con la orden de que reclamaran a los cartagineses la entrega de Aníbal como responsable de la violación de los tratados, a no ser que todos asumieran la responsabilidad, y de que si no se lo entregaban, declarasen de inmediato y públicamente la guerra. Los embajadores así lo hicieron y les anunciaron la guerra al no entregarles a Aníbal. Se dice que ocurrió de la siguiente manera. El embajador con una sonrisa les dijo, mostrándole el pliegue de la toga: "Aquí os traigo, cartagineses, la paz y la guerra; tomad aquella que elijáis". Ellos replicaron: "Danos tú, mejor, la que tú quieras".Cuando él les ofreció la guerra, todos prorrumpieron en un grito unánime: "La aceptamos". Y al punto, le comunicaron a Aníbal que ya podía hacer incursiones por toda Iberia sin miedo, pues los pactos estaban rotos. Y él, en consecuencia, marchando contra todos los pueblos cercanos, los puso en sumisión, ya con persuasión, ya por temor o por la fuerza, y reunió un gran ejército sin revelar su finalidad, pero con la secreta intención de invadir Italia. Envió amisarios entre los galos e hizo examinar los pasos de los Alpes. Y los cruzó (dejando) a su hermano Asdrúbal en Iberia (...)."

Los Escipiones.

14¬. "...(Los romanos, pensando que) tendrían que sostener la guerra en Iberia y África ¬pues ni siquiera habían imaginado que los africanos invadieran jamás Italia¬, enviaron a Tiberio Sempronio Longo con ciento sesenta naves y dos legiones a África ¬lo que hicieron Longo y los demás generales romanos en África está descrito en el libro Púnico¬, y a Publio Cornelio Escipión lo enviaron a Iberia al frente de sesenta naves con diez mil soldados de infantería y setecientos jinetes y, como legado suyo, enviaron con él a su hermano Gneo Cornelio Escipión. Publio al enterarse por mercaderes masaliotas de que Aníbal había cruzado los Alpes en dirección a Italia, temiendo que cayera sobre los italiotas inesperadamente, partió con las quinquerremes en dirección a Etruria después de entregar a su hermano Gneo el ejército en Iberia. (...)"

15¬. "Gneo, por su parte, no llevó a cabo nada digno de mención en Iberia antes de que regresara a su lado su hermano Publio. En efecto, los romanos, cuando expiró el tiempo del mandato de Publio, después de haber enviado a Italia contra Aníbal a sus sucesores en el consulado, lo enviaron de nuevo a Iberia tras nombrarlo procónsul. Y desde este momento los dos Escipiones sostuvieron la guerra en Iberia teniendo como oponente a Asdrúbal, hasta que los cartagineses, atacados por Sifax, el rey de los númidas, le hicieron regresar junto con una parte de su ejército y los Escipiones vencieron con facilidad a los que quedaron. Muchas ciudades se les pasaron voluntariamente, pues eran persuasivos en sumo grado tanto para hacer la guerra, como para atraerse aliados."

16¬. "Los cartagineses, cuando concertaron la paz con Sifax, enviaron de nuevo a Asdrúbal a Iberia con un ejército más numeroso y con treinta elefantes. Le acompañaba otros dos generales, Magón y otro Asdrúbal que era hijo de Giscón. Y a partir de entonces la guerra se hizo mucho más difícil para los Escipiones, pero, incluso en estas condiciones, resultaron vencedores. Perecieron muchos africanos y gran número de elefantes y, finalmente, al aproximarse el invirno los africanos invernaron en Turdetania y, los Escipiones, Gneo lo hizo en Orsón y Publio en Cástulo. Aquí recibió la noticia del avance de Asdrúbal. Saliendo de la ciudad con un destacamento pequeño para reconocer el campamento, se aproximó Asdrúbal sin ser visto y después de rodearle con la caballería a él y a todos los que le acompañaban, los mató. Gneo que no tenía noticias de nada envió soldados a su hermano para que se aprovisionaran de trigo, y encontrándose con ellos otros africanos entablaron combate. Al enterarse Gneo salió a la carrera como estaba con las tropas ligeras en su auxilio. Sin embargo, ya habían matado a los anteriores y persiguieron a Gneo hasta que se refugió en una torre. Entonces le prendieron fuego a la torre, y Escipión y sus compañeros murieron abrasados."

17¬. "De esta forma perecieron los dos Escipiones, hombres excelentes en todo, y a ellos les añoraron los iberos que gracias a su intervención, se habían pasado a los romanos. Cuando se enteraron los de la ciudad fueron presa de gran aflicción y enviaron hacia Italia a Marcelo, que había llegado de Sicilia hacía poco tiempo, y en su compañía a Claudio con (...) naves, mil jinetes, diez mil soldados de infantería y recursos suficientes. Como no llevaron a cabo ninguna empresa destacada, el poderío cartaginés se incrementó notablemente y casi llegaron a dominar la totalidad de Iberia, quedando encerrados los romanos en una pequeña franja de terreno en los montes Pirineos. Al enterarse de esto los de Roma, cundió, de nuevo, el pánico. Existía el temor de que mientras Aníbal desvastaba la zona norte de Italia estos africanos invadieran el otro extremo. Por este motivo no le era posible evacuar Iberia como era su deseo, por miedo a que esta guerra fuera transferida a Italia."

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